α
Nada en absoluto nos sostiene.
No hay telarañas de titiritero
ni certezas de aceros medievales,
ni pilares de mithril,
ni cánones de síliceo grafeno.
No nos sostiene el suelo ni nada subterráneo
ni lluvias descolgadas
ni redes de mirada.
Nacimos con los lomos desnudos como cerros
deforestados de alas,
con pies libres de suelas
como espigas, de un golpe prenatal
desenraizadas.
Vagamos por el cosmos
por la vida oscilante entre lluvias y sequías
en caída ¿directa?
en espirales
sólo acaso visibles
a la intuición grabada en los genomas
pues no dejamos cauda en este vuelo
de siete punto cuatro mil millones de viajeros.
β
Quizá sólo una cosa nos sostenga
como la tilde humilde
que eleva nuestros golpes silábicos de aliento
aunque nos olvidemos de trazarla;
como el hilo de cáñamo
hecho polvo, hecho nada,
que sostuvo una vez cuentas talladas
para los brazaletes y collares
que hoy hallan los arqueólogos
desperdigadas pero aún cercanas
adormecidas en su mismo lodo…
Quizá los poros por los que sudamos
sean la evidencia de que alguna vez
algún hilo invisible,
alguna malla cósmica,
algún tejido arcano moldeó nuestro contorno
y nos entrelazó como manada.
Quizá los ojos por los que lloramos
sean la evidencia de que en un entonces
una malla de ecos,
una red de mirada
no nos dejó caernos,
nos sostuvo.
Quizá. Pero tal vez nunca hubo nada.
η
Nada nada en nosotros que nadamos
chapoteando en la vida sin rodeos;
nada nada en el trecho recorrido
si seguimos la ruta de los astros;
nada, sin los meandros que enriquecen el flujo
con sus nuevas texturas, alientos y sabores
y sin los temporales imprevistos
y sin el riesgo de palpar el fondo;
nada, si navegamos
con anteojeras fijas en los ojos de proa,
amarrados al eje para escuchar los cantos
de hermosos monstruos de mitología
para seguir de largo
sin aprender de cada nuevo oleaje.
Nada, si en el camino,
desatendiendo mapas de vientos y corrientes,
nos obstinamos en la línea recta
en su trágico flujo
—en su destino igual de mitológico—
hacia un lejano y nebuloso omega.
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Fer de la Cruz es maestro en español por Ohio University, autor de más de 20 títulos de poesía lírica, satírica, para niños y de traducción literaria. Entre sus libros publicados en 2020 están “Covidario veinte veinte: 20 + 20 poemas desde la cuarentena”, “Necesidades”, “Sabotaje a la Che”, “Bestiario hiperreal o imaginario” y su novela para niñas y niños “Cómo aprendí a volar”. En 2021, su “Poemas espirales” ya está en imprenta.