El poeta venezolano, Ender Rodríguez, envió a Vértice una de sus últimas producciones en la que se adentra en el mundo familiar de las pérdidas.
A Stifenson y a Jesús Montoya
Cuando muera mamá
ningún poeta osará vomitar conejitos rojos
en donde inexorable ella esconde el horror
cuando un caballo sin patas ni ojos
a veces susurra inmortal
su nombre
para besarla.
Descuajaré entonces mis insomnios
en las calaveras de los colibríes de mamá
y ya no serán salvajes los truenos
ni las ánimas a las que ella pedía favores
dentro de azules árboles
de rompecabezas luminosos.
Cuando papá muera en cambio
yo habré muerto antes
hecho un manjar de sangres
como un toro que humea
en las canas de mi infancia.
Resulta que papá
veía seres extraterrestres hablarle
y hacer levitar sus intestinos
mientras salían calientes desde sí,
pero si fallezco después de él
querré preguntar a esos extraterrestres amigos de papá
cómo sacar intestinos
o levitarlos ardiendo.
Si desaparece físicamente el papá de Jesús M.
escucharemos como en el trópico
una motocicleta negra como bala
atraviesa el cosmos.
Si mi hermano fallece yo igual me iré de aquí,
y jugaré al titiritero con las almas de los títeres
y veré a Stifenson de 10 años
volarse del cuerpo con un cáncer que navega infinitos.
Cuando abuela pintora murió en ese hospital
por exceso de anestesia,
yo no existía ni en truenos mentales
ni en vomito de colibríes siquiera,
todavía no era una hermosa lombriz en un pene.
Si desaparece o se extingue mi hermana
Plutón vivirá ciclones de ánimas en jauría
y no habrá intestino alguno que ataje su destrucción,
tampoco habrá arreboladas o ñúes fantasmagóricos
estirando sus volteados sueños al rendirse
en dos siglos
en un extranjero país absurdo
o en el más allá de un más acá.
Detrás de los incendios
no sé quién más podrá morir
en los libros de Jesús M.
en los cuales nunca morirán
sin abrirse a sí mismos
la occipital de celulosa
tantos escritores fantasmas.
Cuando mis hijos desaparezcan
yo seré solo una metáfora hundida
en una libélula de la sala
donde mis pinturas y fotografías
solas serán lo que una vez fui:
Nada de nada
riéndome de mí mismo
como idiota.
Dependiendo de quien fallezca
puedo llorar elípticos volcanes
o hasta hielo en cubos multicolor.
Por ahora
no llamaré a la Parca al oído,
seguiré elevado en el lodo
que mis huesos trae consigo
en su canción de cuna.
Sobre la negra y su rara transfiguración
no pienso hablar.
Eso sí que no.
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Ender Rodríguez (San Cristóbal – Venezuela. 1972) Escritor y artista multidisciplinario. Licenciado en Educación Integral. Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006,CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Entrecruzamientos (EAE Editorial Académica Española, 2015), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca – cuentos grotescos (AMAZON, 2017), Creactivo II (AMAZON, 2017), Poemas Absurdos (LP5 Chile, 2020), VISO Poesía visual, objetual y collages en Venezuela (SABERULA, 2020) y Mi mapa será un diluvio (Petalurgia – España, 2021), entre otros libros publicados en internet, y en físico –en preparación- y como coautor.